Escavación kafkiana
He dispuesto la obra y me parece bien lograda. Desde afuera sólo se ve un gran agujero; éste en realidad no conduce a ninguna parte y ya a los pocos pasos se tropieza con la roca. No quiero jactarme de haber ejecutado esta treta en forma deliberada, es más bien el sobrante de uno de los numerosos y vanos intentos constructivos, pero finalmente me pareció ventajoso dejar este agujero sin rellenar. Por cierto, hay astucias que, por sutiles, se aniquilan a sí mismas, eso lo sé mejor que nadie, e indudablemente constituye una audacia llamar la atención con este agujero sobre la posibilidad de que aquí exista algo digno de ser investigado. Sin embargo, se equivoca quien crea que soy cobarde y que sólo por cobardía ejecuto la obra. A unos mil pasos de este agujero se halla, cubierto por un manto de musgo suelto, el verdadero acceso, tan bien asegurado como se puede estarlo en el mundo; naturalmente, alguien podría pisar el musgo o embestirlo; entonces mi obra quedaría al aire y quien tuviera ganas –nótese, sin embargo, que para ello se requerirían condiciones no demasiado frecuentes- podría penetrar y destruir todo para siempre. Eso lo sé bien…
(F. Kafka, La construcción)
Os comentarios están pechados.