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Os castros

by o 2 Xuño 2010

No texto divulgativo que segue, Blanco Freijeiro recolle de cheo o marco interpretativo da arquitectura doméstica castrexa establecido na década de 1940 por F. López Cuevillas e X. Lorenzo, escavadores do castro de Cameixa. Pola súa vez, reflicte a Arqueoloxía etnicista do momento, emprega conceptos tradicionais (cultura posthallstática), amosa unha concepción primitivista e paternalista das comunidades protohistóricas moi propia tamén da época e sanciona a perspectiva esencialista que defende un certo continuismo entre o mundo dos castros e a paisaxe rural tradicional galega:

El rasgo más típico de la cultura posthallstática del noroeste es la habitación de sus antiguos pobladores en castros y citanias, es decir, en poblados fuertes situados en colinas de fácil defensa, condición mejorada por obras de fortificación como fosos, murallas y en algún que otro caso torres protectoras de los accesos. El apego que el gallego y el asturiano de todos los tiempos siente por sus lares lo sentían los antiguos por sus castros, a los que en latín llamarán castella; de la misma forma que el celtíbero, el cántabro y el astur vinculan a su nombre el de la gentilidad a que pertenecen, el lusitano y el galaico nos dirán su nombre, su filiación, su tribu y su castellum. Por ejemplo, un obrero de la comarca de Verín muerto en una mina de Calañas, Huelva, nos dirá quién es de esta manera: Reburrus Vacisi (ilius), castello Berensi, Limicus, esto es, Reburrus hijo de Vacisius, del castro Berense y de la tribu de los del río Limia. Por genial intuición, cuando el poeta Eduardo Pondal llamó a Galicia fogar dos verdes castros atinó con algo que los antiguos sentían como él.

Dentro del castro, y también como rasgo general de su fisionomía, se encuentran las viviendas de sus habitantes: cabañas de piedra, de planta circular, que se techaban con vigas de madera, cubiertas de paja, ramas o tablas y barro. Menos frecuentes son las casas ovales y las rectangulares, con uno o más recintos. El aparejo de sus muros es una mampostería sencilla, con dispositivo helicoidal o poligonal en los paramentos más cuidados. Este tipo de habitación ha pervivido hasta hoy en las comarcas más remotas de la antigua Gallaecia, en las pallozas del Cebreiro, de Ancares y de otras zonas montañosas. Las casas se distribuyen por el castro siguiendo los altibajos del terreno; rara vez se atisba, como en la famosa citania de Briteiros, una ordenación general intencionada, con calles principales rectas, unidas por otras transversales; este rudimentario urbanismo se atribuye, probablemente con razón, al influjo romano. Por muy dilatados que sean estos poblados, las unidades, es decir, las casas tienen siempre dimensiones reducidas, de tres a cinco metros de diámetro por término medio, y se hallan aisladas en todo su perímetro, evitando las medianerías. Ejemplos muy hermosos de castros excavados los tenemos en Briterios y Sabroso (Guimaraes, portugal), Santa Tecla (Pontevedra), Castromao (Orense) y Viladonga (Lugo). La reconstrucción más expresiva fue realizada por García y Bellido tras sus excavaciones en el castro de Coaña (Asturias).

La forma de las chozas castreñas indica que su origen ha de buscarse en construcciones de materiales poco consistentes -madera, ramas cubiertas de barro- que tienden a la forma circular, del mismo modo que las cabañas de grandes troncos imponen como consecuencia de su longitud la forma rectangular de los edificios. Como era de esperar, las excavaciones confirman esos supuestos, pero que alteran en un aspècto: en lugares como Cameixa había chozas de ramaje, pero también cabañas de tablas imbricadas que pudieran dar como resultado edificios cuadrangulares o poligonales. En cualquier caso, la cabaña circular, tan típica de la arquitectura en piedra, le da a ésta el encanto de lo perfecto. por muy fieros combatientes que fuesen sus habitantes, los castros parecerán siempre la ilustración soñadora e inocente de un cuento. La palloza y el hórreo han conservado ese espíritu hasta nuestros días.

A. Blanco Freijeiro. 2002. Ensayos Gallegos. Pontevedra: Excma. Deputación de Pontevedra. [páxs. 17-20]

Ilustración: Arturo Cifuentes.

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